domingo, 8 de noviembre de 2015

LA EVALUACION DE PLANES Y PROGRMAS DE ESTUDIO EN LAS UNIVERSIDADES MEXICANAS, COMO ELEMENTO PARA ELEVAR LA CALIDAD DE LA EDUCACION


LA EVALUACIÓN DE PLANES Y PROGRAMAS DE ESTUDIO  EN LAS UNIVERSIDADES MEXICANAS, COMO ELEMENTO PARA ELEVAR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN

Ivonne MORALES AGUILAR

Los planes y/o programas de estudio son la espina dorsal del camino que recorrerá un estudiante al cursar una licenciatura, por lo que es importante que éstos sean de calidad y se encuentren actualizados, es decir, que cubran los requisitos mínimos que el mercado laboral y la sociedad necesitará de un egresado.  Una buena y constante evaluación de ellos, permitirá elevar la calidad de educación, lo que a su vez se verá reflejado en el mejor desempeño de la actividad profesional y abonará al crecimiento del país.  El presente ensayo pretende describir de forma breve, los principales obstáculos a los que se enfrenta la evaluación de la educación, los criterios metodológicos que deberá abarcar para que ésta se realice de manera eficiente y la transformación que las Universidades deben tener a una visión de calidad con un enfoque basado en competencias.

Un plan de estudios tiene como propósito formar egresados de calidad, esto es, que posean conocimientos, habilidades, actitudes y valores que fueron señalados en el perfil de egreso, por lo que evaluar éste aprendizaje es esencial.  Partiendo de este punto, es necesario definir, la importancia de la calidad en la educación. Tobón, (2006), afirma, que el fin de buscar la calidad en las universidades, es establecer mecanismos para asegurar la pertinencia y permanencia de los procesos de docencia, investigación y extensión, funciones centrales de la educación superior.

En México, la Secretaría de Educación Pública, es la encargada de autorizar –y evaluar- los planes y programas de estudios, pero en la práctica, la actividad se centra en autorizar nuevos programas o actualizar los existentes, ya que la visión de la secretaría se basa en obtener indicadores de manera cuantitativa (número de egresados), y no cualitativa (calidad de la educación), lo que ha generado: 1)Que exista una mayor oferta de egresados con títulos profesionales; 2)Que el mercado laboral se abarate –profesionales sobrecalificados ocupando puestos de menores rangos, con salarios bajos-; 3)Que la tarea de evaluación sea una decisión de cada institución educativa. 

             Para, Villa (2004), “La evaluación tiene el propósito de mejorar el programa educativo, lo que deberá estar claramente reflejado en los criterios y metodologías que se diseñen para llevarla a cabo”, es decir, existen diferentes tipos de evaluaciones dependiendo del objetivo que pretendan alcanzar.  

Según el “Manual para el rediseño de planes y programas en el marco del nuevo modelo educativo y académico del IPN”,  la metodología que se debe utilizar es la que permita evaluar los siguientes aspectos: Concordancia de los contenidos seleccionados con los referentes institucionales y externos; congruencia de la propuesta curricular y las necesidades que se pretenden satisfacer; vigencia de los referentes externos (avances en el conocimiento, desarrollo de nuevas metodologías y técnicas, nuevas tendencias en el ejercicio de la profesión); congruencia de los contenidos del plan de estudios con el perfil del egresado y los objetivos curriculares; idoneidad de la estructura del plan de estudios para obtener los resultados esperados; resultados obtenidos en cuanto a la capacidad del programa para retener estudiantes y a la capacidad de sus egresados; suficiencia de los recursos destinados al programa; y correspondencia de los recursos utilizados y los recursos obtenidos.  Partiendo de ésta idea de evaluación podemos destacar que ésta no solo se basa en la forma, sino que la metodología utilizada debe considerar aspectos  que analicen el fondo del programa o plan de estudios (¿Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué?).

Para obtener una evaluación más objetiva y para mejorar la percepción de su imagen ante la sociedad, algunas instituciones están optando por la certificación de sus planes y programas de estudio.  Las certificaciones las están llevando acabo asociaciones civiles que generalmente utilizan metodologías basadas en resultados, es decir, solicitar evidencias históricas de los resultados obtenidos con los proceso implementados; pero éste tipo de metodología de certificación es muy fácilmente vulnerable, debido a que las “evidencias” se pueden crear; por lo que para elevar el grado de confianza en la certificación, es necesario utilizar una metodología basada en  procesos, en ésta, el principal objetivo no es verificar los resultados obtenidos (números), sino certificar que los procesos se realizan de manera estandarizada -independientemente de que persona lo realiza-, logrando de esta manera obtener resultados estandarizados. Es decir, asegura que el proceso de enseñanza-aprendizaje es igual para cualquier estudiante que este cursando el programa de estudio certificado.

Si la SEP, promoviera la implementación de certificaciones de planes y programas educativos basados en una metodología de procesos, podría  controlar los resultados obtenidos en la enseñanza-aprendizaje,  de los programas de estudio de todas las instituciones, y por ende elevar la calidad de la educación.  De esta manera podría modificar visión cuantitativa a una cualitativa.

Existen además planes educativos evaluados a nivel mundial en algunas ramas específicas del conocimiento; como es el caso de la evaluación de posgrados elaborada por: El Global Executive MBA Ranking 2015 de “Financial Time”, que es considerado como la referencia a nivel mundial en educación de negocios, el OneMBA (Tecnológico de Monterrey) se ubicó en el lugar 34 a nivel mundial de los 100 programas clasificados”[1], éste tipo de evaluaciones tienen un mayor alcance, ya que no valoran únicamente aspectos del programa y eficiencia terminal, sino que además miden el porcentaje de aceptación de los egresados al mercado laboral, el salario promedio de los egresados y el porcentaje de incremento de ingresos de los egresados después de concluir el posgrado.   Este es un sencillo ejemplo, de cómo la SEP podría utilizar alguna metodología existente a nivel mundial para elaborar procedimientos que le permitan de manera práctica evaluar los programas educativos y elevar calidad de la educación en todos los niveles.

El tema de calidad de la educación no tiene una relación proporcional positiva con el tiempo del programa de estudios, en España, los posgrados (Master), tiene en promedio un duración de un año escolar, y en la encuesta anteriormente citada, uno de sus programas se encuentra entre los primeros 10 lugares a nivel mundial; esto nos permite comprobar que el tiempo no es determinante para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se lleve a cabo de manera correcta.

En los últimos años el tema de calidad de la educación, se ha estudiado a través de la gestión de la calidad con base del enfoque de competencias, Tobón (2006), afirma, que para se puede genera un cambio hacia la gestión de la calidad del aprendizaje en las universidades, es central que haya actitud de cambio en sus integrantes. Esto implica comprender las tendencias sociales, económicas, políticas y empresariales para tomar conciencia de la necesidad del cambio,  capacitar a todos los integrantes en el enfoque de competencias; y asumir el compromiso de transformar los procesos académicos incorporando los conceptos y metodologías del enfoque de competencias.  Si éste cambio no se logra, será muy difícil que se logre una política de “calidad integral” en una institución.

Con esto podemos llegar a las siguientes conclusiones, la SEP al omitir su función de evaluación a fondo de los planes y programas, está adoptando una visión cuantitativa de la educación, que genera: mayor oferta de profesionistas, abarata la educación y deja en manos de las Universidades la responsabilidad de la calidad en la educación, concepto que se ha modificado a lo largo del tiempo, hasta llegar a conocerlo, hoy en día  como gestión de la calidad, el cual  tiene su base en el enfoque de competencias.

 

Fuentes de consulta

-       Pisani, O. & Tovar, M. (1985). Evaluación de planes de estudio en Instituciones de educación Superior: Un problema central de la investigación educativa. Revista de Educación Superior. No. 54. ANUIES.

-       Tobón, S. & Rial. A. (2006). Competencias, calidad y educación superior. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio.

-       Villa, J.E. & Parada, E. (2004). Manual para el rediseño de planes y programas en el marco del Nuevo Modelo Educativo y Académico. DF: Instituto Politécnico Nacional.

-        Global Executive MBA Ranking 2015 de “Financial Time”; http://rankings.ft.com/businessschoolrankings/executive-mba-ranking-2015.

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[1] Global Executive MBA Ranking 2015 de “Financial Time”; http://rankings.ft.com/businessschoolrankings/executive-mba-ranking-2015.
 

1 comentario:

  1. Considero que éste tema es muy bravo cuando se atiende a la agenda educativa pendiente en nuestro país. Destaco que los planes y programas de estudio deben equilibrarse en función del mercado laboral y las necesidades que éste marca, para tener entonces buenos profesionistas capaces de desempeñar las actividades propias de su formación con un buen nivel.

    Coincido en que es necesario certificar a las IES en sus planes y programas a través de los procesos, y no en base a evidencias que pueden ser -como lo son comúnmente- manipuladas, enfocándonos a aspectos cualitativos más que a los cuantitativos.

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